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08 de diciembre

La buena ciudadanía se forma con ciudadanos y ciudadanas que colaboran, participan y son responsables.

Una ciudadanía comprometida respeta las leyes y normas establecidas y sabe que son necesarias para el bien de la comunidad.

Los buenos ciudadanos y ciudadanas cumplen sus obligaciones y pagan impuestos para contribuir al bienestar social.

Los buenos hidalguenses cuidan y protegen el medio ambiente, se comprometen con el mantenimiento y cuidado de los espacios públicos y áreas verdes, pensando en las futuras generaciones.

La buena ciudadanía no acepta actos de corrupción, vigila y exige el cumplimiento de sus obligaciones a las autoridades.

Una ciudadanía activa conoce y exige respeto a sus derechos humanos por parte de las autoridades.

Los ciudadanos y las ciudadanas de tiempo completo rechazan la violencia y la denuncian.

Los buenos ciudadanos y ciudadanas son sensibles a las necesidades de los grupos vulnerables como los niños, ancianos, personas con discapacidad, entre otras.

Una ciudadanía activa es aquella que es solidaria con los problemas sociales, colabora en la solución y co- crea la realidad.

La buena ciudadanía desarrolla un verdadero compromiso social, valora y reconoce las acciones que benefician su entorno.

El buen proveedor del Estado actúa con probidad e integridad para combatir la corrupción en todas sus formas.

Actúa éticamente promueve mayor competitividad, eficiencia y transparencia en la contratación pública y se apega a los precios del mercado.

Los buenos proveedores no ofrecen sobornos, dádivas o incentivos de ningún tipo a funcionarios públicos o intermediarios, para ser favorecido con un contrato u obra pública.

Las buenas empresas proveedoras del Gobierno promueven mejores prácticas corporativas.

Desarrollan una política de integridad empresarial y no incurren en conductas anticompetitivas.

Entrega productos y servicios de calidad en tiempo y forma.

El buen proveedor denuncia legalmente prácticas corruptas ante la autoridad competente, de manera directa y oportuna.

Identifica los puntos de riesgo de corrupción más comunes.

Diseñar estrategias de control de pagos basadas en la óptica de riesgos.

El buen proveedor tiene presente que a través de la contratación pública se invierten recursos públicos por lo que se deben ofertar los mejores bienes, servicios y obras, en términos de precio, calidad y oportunidad, promoviendo una mejor calidad de vida para los Hidalguense, responsabilidad social y cuidado del medio ambiente.

El buen servidor público sirve con la ley en la mano, respeta la Constitución y las leyes que emanan de ella, sabe que, al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie.

El buen servidor público no roba, ni se aprovecha del pueblo, sirve con honestidad, actúa con rectitud y honradez, trabajando por el bienestar común.

El buen servidor público no miente, actúa de manera transparente y rinde cuentas de sus actos al pueblo.

El buen servidor público está para servir y no para ser servido, cumple las funciones asignadas a su encargo, con profesionalidad, calidad y compromiso.

Tiene una disposición de servicio permanente en el cumplimiento de sus funciones, otorga a cada uno lo que le corresponde y actúa de manera equitativa.

Reconoce que la función pública requiere pleno respeto y absoluta responsabilidad y actúa en consecuencia.

El buen servidor público está comprometido con la verdad, la justicia y se asegura de que no haya impunidad, contribuya al esclarecimiento de los hechos.

Actúa con absoluta imparcialidad política, económica, ideológica o social en el desempeño de sus funciones.

El buen servidor público sabe que llegó el momento de moralizar el ejercicio de la función pública y muestra una aptitud técnica, legal y ética.

El buen servidor público es fiel a los principios y miembros de la institución en la que cumple su encargo, está comprometido con los objetivo y metas que le fueron asignadas y trabaja de manera incansable por el bienestar social.

Somos un gobierno que termina con las prácticas de la corrupción en la administración pública.

Somos un gobierno de buenos principios, apegado a la legalidad, sin doble moral y buscando el bienestar social.

Administrar con eficacia, eficiencia, economía, transparencia y honradez los recursos del pueblo.

La austeridad es un valor fundamental y principio orientador del servicio público hidalguense.

Un gobierno incluyente, de participación equilibrada de género.

Los principios de la cuarta transformación rigen el actuar del gobierno: No robar, no mentir, no traicionar al pueblo.

Actuamos de conformidad al estado de derecho, combatiendo la desigualdad social, la corrupción, la avaricia y el despilfarro de los bienes y recursos estatales.

El gobierno estatal reconoce y respeta los usos y costumbres de las comunidades indígenas.

Nada por la fuerza; todo por la razón; solución de los conflictos mediante el diálogo.

No engañaremos al pueblo que nos brindó su confianza, al contrario, serviremos para su beneficio.